Un problema común y sus distintas raíces
El dolor de hombro es una afección musculoesquelética que afecta de manera significativa a la población mundial, con estimaciones que sugieren que hasta un 30% de las personas experimentarán algún tipo de dolor en esta articulación a lo largo de sus vidas. En su forma más común, este dolor aparece de manera lenta y progresiva, afectando inicialmente de manera leve, pero intensificándose con el tiempo hasta llegar a interferir con las actividades diarias y, sobre todo, con el descanso nocturno.
Este tipo de dolor, de inicio insidioso, se presenta de forma gradual, y muchas personas suelen subestimarlo en sus primeras fases, lo que permite que progrese sin la debida intervención médica. El resultado es una limitación funcional que puede reducir de manera significativa la calidad de vida, afectando tareas cotidianas como levantar objetos, vestirse, o incluso dormir.

Anatomía y función del hombro
El hombro humano es una de las estructuras más versátiles y complejas del cuerpo. Está compuesto por varias articulaciones que incluyen la glenohumeral (entre el húmero y la escápula), la acromioclavicular (entre la clavícula y la escápula) y la esternoclavicular (entre la clavícula y el esternón), todas ellas unidas por una serie de músculos, tendones y ligamentos que permiten un rango de movimiento excepcional. Este diseño anatómico, que favorece la movilidad sobre la estabilidad, hace al hombro especialmente vulnerable a sufrir lesiones o padecimientos crónicos.
El dolor de hombro de aparición lenta y progresiva suele estar relacionado con varias patologías que afectan estas estructuras. Entre las más comunes se encuentran las siguientes:
- Tendinopatías: Afectan principalmente al manguito rotador, un grupo de cuatro músculos y sus tendones que estabilizan la articulación glenohumeral. El uso repetitivo, especialmente en actividades que requieren movimientos por encima de la cabeza, puede provocar microtraumatismos en los tendones que, con el tiempo, degeneran en tendinopatías.
- Capsulitis adhesiva: Esta condición, también conocida como «hombro congelado», se caracteriza por la rigidez progresiva y el dolor causado por la inflamación de la cápsula articular. Con el tiempo, la cápsula se contrae, limitando significativamente el rango de movimiento del hombro. Este cuadro puede durar meses o incluso años si no es tratado adecuadamente.
- Bursitis: Las bursas son pequeños sacos llenos de líquido que reducen la fricción entre los tejidos, como músculos y huesos. En el hombro, la bursitis subacromial es una inflamación común que puede causar dolor intenso y limitar el movimiento. Generalmente, esta condición es secundaria a movimientos repetitivos o a una sobrecarga mecánica prolongada.
- Artrosis glenohumeral: Aunque menos frecuente que en otras articulaciones, la degeneración del cartílago en el hombro puede llevar a dolor crónico, rigidez y pérdida progresiva de la función. Esta condición es más común en personas mayores o en aquellos con antecedentes de traumatismos o lesiones previas en la articulación.
El denominador común entre estas afecciones es su progresión lenta y, a menudo, asintomática en las primeras fases, lo que retarda su diagnóstico y tratamiento. El dolor nocturno es un síntoma característico que suele aparecer en etapas más avanzadas, cuando el malestar ya ha comenzado a interferir con el descanso y la recuperación natural del cuerpo.

Tres pacientes con distintos orígenes del dolor
A continuación, se presentan tres casos clínicos que ilustran cómo el dolor de hombro, a pesar de manifestarse con síntomas similares, puede tener causas subyacentes muy diferentes. Cada uno de estos pacientes presenta dolor nocturno, limitación progresiva de movimiento y dificultad para realizar sus actividades diarias, pero su origen clínico varía notablemente.
Caso 1: María, 52 años, secretaria
María, una secretaria con más de 30 años de experiencia, empezó a notar un dolor leve en su hombro derecho hace aproximadamente un año. Inicialmente, el dolor solo aparecía tras largas jornadas frente al ordenador, pero pronto empezó a ser más frecuente, hasta el punto de interferir con su sueño. María retrasó la consulta médica hasta que el dolor nocturno se volvió insoportable, lo que finalmente la llevó a buscar ayuda.
El diagnóstico médico fue tendinitis del manguito rotador, resultado de años de movimientos repetitivos y una postura incorrecta durante su trabajo. En su caso, el uso continuo del ordenador, junto con la falta de actividad física compensatoria, provocaron un sobreuso de los tendones, llevándolos a un estado de inflamación crónica.
A pesar de estar haciendo rehabilitación de fisioterapia, y los ejercicios descritos, no parecía mejorar, así que vino a visitarse a nuestro centro pidiendo consulta de osteopatía.
En la consulta se le valoró la movilidad del hombro, así como su columna y algunos otros aspectos.
Se observó que, debido a su vista, que había empeorado en los últimos años, había generado un exceso de tensión en la musculatura ocular, afectando a la postura de su cabeza y al posicionamiento de los hombros, haciendo que su hombro afectado trabajara en una mala posición. Después de hacer un par de sesiones para corregir la postura cervical, reajustar la musculatura ocular y relajar el sistema nervioso, se decidió cambiar de gafas y reajustar la posición del ordenador para mejorar las tensiones oculares.
A los dos meses de la sesión su hombro apenas le dolía y retomó el ejercicio en el gimnasio sin molestias.

Caso 2: Javier, 55 años, tenista aficionado
Javier, un hombre de 55 años que practicaba tenis con regularidad, empezó a notar una leve molestia en su hombro derecho después de algunos partidos. Al principio, atribuyó el dolor a la intensidad del ejercicio, pero con el tiempo, las molestias comenzaron a hacerse más frecuentes, afectando incluso su rendimiento en la cancha. A medida que el dolor se intensificaba, empezó a interferir con sus actividades cotidianas y, especialmente, con su capacidad de dormir por las noches.
Tras una evaluación médica, se identificó que la causa del dolor se debía a una sobrecarga en las estructuras del hombro, posiblemente relacionada con la repetición continua de ciertos movimientos técnicos del tenis, como los saques y las voleas. El esfuerzo constante provocó una inflamación que fue aumentando con el tiempo, sin dar señales claras hasta que se hizo crónica.
Javier, durante la anamnesis, explicó que tuvo un accidente de tráfico hace 5 años en que lo impactaron por detrás cuando iba en coche al trabajo. El resultado fue un latigazo cervical que trató por mutua laboral. Su columna dorsal baja presentaba unos bloqueos bastante fuertes que trabajamos en consulta además de la sobrecarga que tenía en el hombro.
Finalmente, con algunos ejercicios de cuello y movilidad y las sesiones, resolvió sus dolencias de hombro.
Caso 3: Laura, 44 años, diseñadora gráfica
Laura llevaba años trabajando como diseñadora gráfica, y aunque era físicamente activa, empezó a notar un dolor en su hombro derecho que iba aumentando progresivamente. Al principio lo atribuía al estrés del trabajo y a largas horas en el ordenador, pero cuando el dolor empezó a interrumpir su sueño, decidió buscar ayuda.
El diagnóstico médico fue bursitis subacromial, causada por la inflamación de la bursa que amortigua el roce entre el acromion y los tendones del manguito rotador. El origen del problema se atribuyó a los gestos del pádel, su postura y el uso excesivo del ratón en su trabajo.
Cómo no mejoraba acabó viniendo a la consulta de osteopatía.
En la anamnesis se le preguntó si le habían hecho alguna intervención en la boca en el último año y medio. Tuvieron que matarle el nervio hacía un año y tuvieron que reconstruirle una muela. Después de unas valoraciones osteopáticas, se observó que si reducíamos el impacto de la muela reconstruida y mejorábamos el ajuste de la articulación mandibular, su dolor de hombro casi desaparecía del todo cuando le hacíamos los test de movilidad. Se le practicaron unas tres sesiones con comunicación paralela con su dentista para reajustar la oclusión dental que había sido alterada por la reconstrucción, y empezó a mejorar espontáneamente permitiéndole disfrutar de nuevo del pádel y sin dolor en su día a día.

Similitudes clínicas y diversidad de orígenes
Es interesante notar cómo, a pesar de las diferencias en los orígenes de los casos clínicos, los pacientes describen experiencias muy similares: una progresión lenta del dolor, síntomas más intensos durante la noche y la limitación gradual de movimientos. Este cuadro clínico, a pesar del acertado diagnóstico médico y tratamiento adecuado con fisioterapia, puede persistir si no se atiende a otros aspectos que actúan sobre la buena biomecánica del hombro.
Desde un punto de vista clínico es esencial considerar la diversidad de causas que pueden estar detrás de un mismo cuadro sintomático. Diagnósticos diferenciales adecuados y tratamientos individualizados son clave para la recuperación efectiva.
Ya hemos visto como problemas oculares, mandibulares o alguna antigua lesión pueden ser propiciadores para que el sistema musculoesquelético se desequilibre y al cabo del tiempo, y sin razón aparente, empiecen a venir dolores y problemas de movilidad.
Conclusión
El dolor de hombro de aparición lenta y progresiva es una condición frecuente que afecta a una parte significativa de la población, y aunque los síntomas pueden ser similares, sus causas son diversas y requieren un diagnóstico adecuado. Con una intervención oportuna y personalizada, es posible aliviar el dolor y recuperar la funcionalidad perdida.
Victor Argüelles, osteópata fisioterapeuta del equipo de profesionales de “Integral, Cooperativa de salut”.
Palabras clave: manguito rotador, dolor nocturno, omalgia (hombro doloroso), biomecánica y diagnóstico.