Todo sobre las relaciones de pareja

«De tanto amarte, me olvidé de mí»

Todo sobre las relaciones de pareja

Entrevista a Walter Riso

Os ofrecemos la entrevista que hicimos a Walter Riso con motivo de la publicación de su último libro. «De tanto amarte, me olvidé de mí», es una obra muy interesante para descubrir los entresijos de la relación de pareja, y en especial para saber si tu pareja es la adecuada.

Entrevista: Jaume Rosselló.

—En este libro propone recuperarnos como personas, en caso de que haya desequilibrio en la relación. ¿Cómo comenzó su interés en este tema?

—Empezó hace muchos años, porque atiendo a muchas personas que vienen por problemas derivados del amor. Como he dicho en otras ocasiones, el 60% de las consultas en psicología suelen ser sobre temas relacionados con el amor. Lo que he ido viendo y aprendiendo sobre este tema, me hace pensar que el desequilibrio, en términos de reciprocidad, en términos de democracia emocional –te doy, te cuido y me cuido, me quiero y te quiero– es clave.

El interés está porque es uno de los motivos principales por los cuales la relación no funciona. Cuando están desequilibradas quiere decir que tú eres más importante que yo.

Y eso implica que quererte significa de alguna manera que yo me pueda llegar a anular o simplemente estar a tu sombra, o estar en un segundo plano. Es como alimentar a un narcisista, no tiene que ser así. Es equilibrada en el sentido de que a veces tú, a veces yo, pero siempre tiene que ser recíproca, doy y recibo. Te cuido y me cuido, te quiero y me quiero, somos dos. La ecuación del amor es para dos, no es de uno solo. Si tú quieres estar en un segundo plano en la relación, esa relación va rumbo al fracaso, casi seguro.

—El libro contiene un importante apartado sobre personas de las cuales sería mejor no enamorarnos. Si encontramos a alguien que no esté en los cinco grupos, ¿podríamos pensar que de enamorarnos las cosas irán bien?

—Lo que yo pongo ahí son rasgos de personalidad relativamente estables que hacen que la cualquier relación que establezcas con esas personas es prácticamente imposible llevar hacia delante. Tendrían que cambiar esas personas, porque la consecuencia es que tú vas a salir lastimada o lastimado. Es decir, esas personas pasan el límite de lo aceptable y tú terminas entregándote y negociando con tu dignidad personal, negociando con tu autodeterminación, con tu autogobierno, dejas de pensar por ti mismo o ti misma y terminas enredado en algo que después ni siquiera te das cuenta cómo salir.

Entonces, no, obviamente eso no agota el tema, simplemente es una muestra. Y son disparadores para reflexionar. Entonces, crear espacios de reflexión a través de esos ejemplos, pero si alguna persona está interesada en profundizar esto, tendrá que leer más libros sobre este tema, especialmente uno que se llama Amores altamente peligrosos, donde yo ya me expando un poco más. Pero las razones por las cuales una pareja puede funcionar mal son muchísimas y se necesitaría una enciclopedia para ponerlas.

—También habla de los desacuerdos amistosos. ¿Qué son?

—Uno piensa que las parejas que funcionan bien son parejas que no pelean nunca, parejas que están de acuerdo en todo. Y, realmente, cuando hay un acople total, radical, no suele ser así. Esas parejas no tienen buen pronóstico estadístico por la rutina, la monotonía… Las coincidencias sobre tantas cosas fundamentales hacen que uno pierda el asombro por el otro, el descubrimiento por el otro, que es una variable fundamental en una relación.

Las parejas que no pelean nunca, nunca discuten, son sospechosas, porque es imposible que estemos de acuerdo con todo, a no ser que seamos dos dependientes que vivamos juntos: yo vivo fusionado en ti, tú fusionado en mí. Eso se llama canibalismo efectivo. Entonces, ahí sí estamos de acuerdo en todo, pero es un acuerdo enfermizo.

El desacuerdo amistoso es aprender a amar al diferente. Yo te amo en la diferencia, porque en la diferencia te descubro, y en la diferencia te quiero, y en la diferencia me gustas. Hay gente que hace acuerdos perezosos. Entonces, es mejor un desacuerdo amistoso que un acuerdo perezoso. El acuerdo perezoso es tirar el mugre y la mugre bajo el tapete, tapar el sol con el dedo, hacer como el avestruz, decir que nos pusimos de acuerdo, pero en el fondo no estoy tan de acuerdo. Eso con el tiempo genera rencor y es como una bomba de tiempo que después explota. Uno no entiende por qué explotó. Y explotó porque no se fue asertivo, porque no se dijo lo que se debía decir. Las buenas parejas tienen desacuerdos amistosos. ¿Qué significa? Que aunque tengan desacuerdos, el amor nunca está cuestionado. El amor no entra en eso.

—¿Cómo abordar la dependencia en una relación? 

—La dependencia emocional es una adicción. ¿Cómo abordar las adicciones sin droga? Porque esto es una adicción sin droga. Pues se necesita un tratamiento. La dependencia ocurre cuando tú empiezas a generar una identificación con el otro tan exagerada que piensas que la otra persona te define, que la otra persona te otorga dignidad, que la otra persona le da sentido a tu vida, que la otra persona lo es todo. Y esas frases que no solo son frases, son pensamientos que están en nuestros imaginarios, son culturalmente transmitidos. Y sobre todo, por ejemplo, con la idea de que yo, si no puedo vivir sin ti, es que te amo mucho. Si yo me muero de los celos es que te amo mucho. Es como asociar el amor al sufrimiento. Y eso no es así. La dependencia emocional, entonces, es la incapacidad de renunciar a alguien cuando debe hacerse ¿Y cuándo debe hacerse? Pues al menos en tres situaciones.

Cuando no te quieren como te gustaría que te quisieran o no te quieren. Segundo, cuando no te puedes autorrealizar. Y tercero, cuando tus principios se ven vapuleados. Si, pese a que pasen algunas de estas cosas, sigues ahí, eres posiblemente una persona dependiente. Entonces lo que vas a hacer es que lo que te domine y lo que mande por ti es el miedo. Y el miedo corrompe. Eso va a hacer que te subyugues, que digas sí cuando quieres decir no. Que justifiques lo injustificable, que aceptes lo inaceptable, así que aguantes lo inaguantable. Ahí creo que queda definida.

—¿Podría decirnos alguna clave para disfrutar de un amor duradero?

¿Podemos amar y ser amados, si la motivación vital es diferente?

—En la cuarta parte del libro hablo de qué hacen las parejas que funcionan bien. Cada pareja construye su relación, así que cualquier clave que yo dé es relativa. Entonces, por ejemplo, ya hablé de la reciprocidad, del equilibrio, de que uno sí espera cosas a cambio en la relación. Y esas cosas deben de estar organizadas de tal manera que nadie tenga más privilegios que el otro o que ejerza más derechos. Si hay uno que tiene que sacrificarse por el otro, siendo que el otro no está enfermo o no está en una clínica, no está mal, entonces esa relación es probable que no funcione. Otro elemento importante es el deseo y la atracción: deseo, atracción, sensibilidad. Si no hay deseo, no hay una relación de pareja, si no hay erotismo, no hay una relación de pareja. Pero el erotismo es el deseo divertido, es el deseo cuando uno juega, cuando uno hace que la fantasía también maneje la cuestión. Tiene que haber humor, pero el deseo es que tu pareja te guste como un postre. La pareja completa debe tener eros, debe tener amistad, debe tener cuidado del otro o ternura. Así que si falta uno de esos tres, la cosa no funciona.

Otro elemento muy importante es la territorialidad, es decir, uno no puede estar en una relación donde no haya libertad. El espacio de tu pareja, tu espacio y el espacio de los dos, son superpuestas, son similares. No tienen que ser iguales, similares. Entonces, las parejas que manejan la territorialidad y que tienen sus espacios y son respetados funcionan mucho mejor que aquellas que quieren andar todo el tiempo juntas y que hacen todo junto, y que se ofenden si a la otra persona no le gusta lo que a ti te gusta.

También hay otra que me parece muy importante, que es la visión del mundo, que es la mezcla de ideología, religión, política, sensibilidad social, posición frente al mundo, es cómo nos relacionamos con la sociedad, con el cosmos. Toda esa visión que hace que uno lo vaya definiendo a uno y que uno no termine de construirla tiene que ser similar, tiene que estar de la misma orilla, uno y el otro. Mejor dicho, que te indignen las mismas cosas.

Si tú eres de ultraderecha y el otro es de ultraizquierda, va a haber algún momento en que van a chocar demasiado. Lo mismo pasa con la religión: un ateo con una persona ultra religiosa. Y yo pongo mucho un ejemplo de un policía con un anarquista. Imagínense, ¿qué hacen? Pues estalla la guerra en algún momento, ¿no?

Entonces, la visión del mundo es muy importante. Que uno le diga a la pareja, mira, mira esa persona, lo mal que está haciendo eso, y que tú, desde el punto de vista moral y ético, tengas una dimensión totalmente distinta. A mí me parece que está muy bien, pero es que a mí me parece que está muy mal. ¿Cómo puedes vivir con una persona así? Imposible. Bueno, esos son algunos elementos que, más que clave, son disparadores de reflexión, como dije. Hay que pensar eso, ¿no?

El autor

Walter Riso nació en Italia, y vive entre América Latina y Barcelona. Es doctor en Psicología, se especializó en Terapia Cognitiva y obtuvo una maestría en Bioética. Desde hace treinta años trabaja como psicólogo clínico, práctica que alterna con el ejercicio de la cátedra universitaria y la realización de publicaciones científicas y de divulgación en diversos medios.

Sus libros han cumplido el propósito de crear una vacuna contra el sufrimiento humano proponiendo estilos de vida saludables en distintos órdenes de la vida. El éxito de los libros de Walter Riso es arrollador.

La obra: «De tanto amarte, me olvidé de mí»

¿Te ha pasado alguna vez que de tanto dar amor te has olvidado de tu persona, de tus sueños, tus ilusiones, tu vocación, tus valores y tus sentimientos más profundos, como si hubieras sufrido una metamorfosis? Este libro es para ti.

A lo largo de todos estos años como terapeuta, Walter Riso ha constatado con frecuencia que en nuestras relaciones de pareja nos acostumbramos a dar excesivamente y a recibir muy poco o nada de la persona que amamos, y lo normalizamos, como si fuera lo natural. Nos resignamos a una relación desequilibrada por la creencia de que el verdadero amor no espera nada a cambio, como si la ecuación amorosa solo tuviera un miembro.

Para Walter Riso, esto no debe ser así. Un amor saludable fluye, va y viene, uno siente y ve el afecto del otro y viceversa.

Este libro te llevará por varios caminos para que revises tu estilo afectivo, trates de equilibrar tu relación y analices si estás en el lugar equivocado. Es posible que tu visión del amor se vea cuestionada y quizás deje de ser la misma. En cualquier caso, aprenderás que el amor saludable y funcional requiere de un principio imprescindible: necesito quererme para quererte.

Se trata de un libro muy práctico, que va al grano sobre cuestiones que nos afectan a todos:

  • Ocho pruebas para saber si te aman de verdad o estás con la pareja inadecuada
  • Cómo identificar las creencias que alimentan el apego afectivo y debilitan el amor propio.
  • Personas de las cuales sería mejor no enamorarnos. Por ejemplo:

Estilo afectivo inmaduro emocional. Cuando sientes que para estar bien con tu pareja debes «adoptarla»

Estilo afectivo controlador/posesivo. Cuando tu pareja está convencida de que le perteneces, como si fueras un objeto o una cosa

Estilo afectivo indiferente/ermitaño. Cuando eres transparente para la persona que amas, como si no existieras

Estilo afectivo narcisista y dos de sus variaciones. Cuando tu pareja cree que es el centro del universo y tú un satélite que gira a su alrededor

Estilo afectivo pasivo-agresivo o «subversivo». La desconcertante sensación de que tu pareja te ama y te rechaza al mismo tiempo.

Finalmente nos descubre todo lo que hacen las parejas que funcionan bien…

Algunas pruebas para saber si te aman de verdad o estás con la pareja inadecuada

Primera prueba. Si pudieras viajar al pasado sabiendo cómo es hoy tu relación de pareja y cómo ha sido, ¿volverías a repetir lo vivido con él o con ella?

«Algunas personas, sobre todo mujeres codependientes, se hacen cargo de sus parejas como si fueran un hijo más y sufren a mares para “educarlas”. La relación se convierte en una estructura emocional desequilibrada: uno da a manos llenas, mientras que el otro recibe y recibe para “mejorar” o salir adelante superando sus problemas. No confundas, pues, amar con “adoptar” a alguien».

Segunda prueba. ¿Querrías a una persona como tu pareja para tu hija o hijo?

«Revisa la historia que tienes con tu pareja, sin rencores ni deseos de venganza. Solo mira y pregunta si la persona a la que amas ha hecho alguna cosa que merecería romper la relación. ¿Perdonaste más de la cuenta? ¿Aceptaste alguna vez lo inaceptable? ¿Sus conductas pasan el filtro de tus principios? Insisto: sin resentimientos ni lamentos. Ten claro si aquellos problemas que tuvisteis se resolvieron de verdad o quedaron bajo la alfombra».

Sexta prueba. ¿Se alegra cuando te alegras, sufre cuando sufres, se conmueve con tus problemas?

«¿No es mejor estar solo por un tiempo, reinventarse y tener claro que no repetiría un vínculo en el que su dolor pase desapercibido para el otro?

Querido lector o lectora, si no pasas esta prueba, sencillamente tienes una relación maladaptativa. No le va bien a tu vida. Si tu alegría no le alegra, si tu sufrimiento no le llega, si tus preocupaciones no le inmutan, busca a alguien con quien poder compartir tus sentimientos de manera completa y natural».

 Octava prueba. ¿A veces tienes que disculparte por algo que no has hecho para que él o ella se calme?

«Muchas personas empiezan inculpándose para desactivar la ira de su pareja y con el tiempo se convierte en costumbre y se esclavizan en una práctica degradante. […]

Como dije antes, puede ser sutil y tener la apariencia de un hecho intrascendente; sin embargo, si tienes que hacerte un harakiri moral, por pequeño que sea, para estar con tu media naranja, no lo hagas. Si lo que ocurre no te parece grave, piensa en las termitas, no se ven ni se sienten, pero socavan tu casa hasta acabar con ella. Si te obligan a traicionarte a ti mismo o a ti misma, como señalé antes: haz las maletas y vete. Ser fiel a uno mismo —a una misma— es la mayor de las fidelidades».

Dos brevísimas muestras de personas de las cuales sería mejor no enamorarte

Estilo afectivo inmaduro emocional. Cuando sientes que para estar bien con tu pareja debes «adoptarla»

«Ilusión de permanencia. Cuando se enamoran tienden a congelar el tiempo. Y se confunden si ocurre algún cambio inesperado. La ilusión que los mueve es que el amor es para siempre, igual que muchas otras cosas. Les cuesta ver un mundo donde mande la impermanencia, no perciben que todo cambia. No es que desconozcan la historia como disciplina, sino que tienden a ver el universo como estático. Una especie de conservadurismo crónico los invade».

Narcisista encubierto

«Las características del narcisismo covert son el silencio punitivo, evitar la crítica a toda costa, la envidia a la enésima potencia, una humildad y empatía falsas, la enorme desconfianza (vigilancia exacerbada) y la inmadurez emocional. Insisto: todo tratando de disimularlo. […]

Los libros especializados señalan cinco rasgos, aunque no siempre es fácil para una persona común detectarlos: 1) el sujeto observa más de lo que actúa, 2) no entiende las necesidades de los demás, 3) sufre de ensimismamiento (egocentrismo retraído), 4) da respuestas inmaduras y 5) presenta una humildad falsa».

En el libro encontrarás el resto, ampliamente comentadas

(igual que el resto de apartados).

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