Selenio, salud y longevidad

Junto con la coenzima Q10 y la vitamina E es un elemento ideal para las personas mayores.

En este número en el que presentamos la melisa de Moldavia por su ayuda en la restricción calórica, vale la pena recordar la aportación del selenio en la alimentación antienvejecimiento. Y más aún si lo acompañamos de la coenzima Q10.

Textos: Blanca Herp y redacción de Integral con informaciones de David L. Greenstock (biólogo).

El selenio (Se) contribuye a la función normal de la glándula tiroides, el sistema inmunitario y el crecimiento normal del cabello y las uñas. En el organismo hay más de 25 enzimas diferentes que dependen del selenio para llevar a cabo sus funciones, de modo que entre los minerales y oligoelementos tiene su importancia.

Veganos y vegetarianos pueden encontrar selenio en pequeñas cantidades en los frutos secos (nueces, castañas de cajú, almendras…) y en las legumbres (alubias, lentejas, garbanzos, judías…).

Compost para una tierra más rica

El contenido de selenio de los suelos varía y, por desgracia, se sabe que en amplias zonas de países como EE.UU. e Inglaterra existe una notable deficiencia de selenio debido principalmente a los actuales métodos de la agricultura convencional y, sobre todo, al abuso de los fertilizantes químicos. Según el biólogo David Greenstock, hay zonas con alta concentración y otras, como en la mayoría de condados de Gran Bretaña y en ciertas partes de España, que son deficientes en selenio, y eso es independiente de las prácticas agrícolas. Las zonas más ricas en selenio suelen ser los valles entre montañas, porque las precipitaciones lo arrastran desde las alturas y laderas de las montañas hasta el suelo fértil de los valles.

Una buena manera de corregir este defecto de forma sostenible y sin envenenar la tierra es el empleo de abundante compost y el reciclado de la basura orgánica de la agricultura ecológica. Pero en todo caso el remedio tarda demasiados años en hacer efecto.

El selenio en el organismo

El cuerpo humano no puede producir selenio, sino que ha de asimilarlo a partir de los alimentos; precisamente unos alimentos que pueden ser deficientes en selenio. Muchas personas creen que con un régimen alimenticio sano y biológico no existirán carencias de ningún elemento nutritivo esencial; pero eso, que puede ser cierto para las vitaminas, no lo es tanto para los minerales o los oligoelementos, porque una deficiencia de ellos en el suelo repercute en las plantas y, a través de ellas, en el animal y en el ser humano. Además, el selenio que ingerimos con los alimentos a veces aparece en una forma poco asimilable, con lo que el factor principal no es la cantidad que ingerimos, sino la cantidad que llega a las células del organismo.

Protegernos de los metales pesados

Mercurio. El selenio tiene afinidad por los metales pesados como el mercurio y el cad-mio y se adhiere a ellos como un imán. En el caso del mercurio de los pescados y ma-riscos, por ejemplo, una molécula de selenio se une a una molécula de mercurio y la convierte en un compuesto relativamente inerte conocido como seleniuro de mercurio. Como el seleniuro de mercurio no puede reaccionar en el cuerpo de la misma manera que el mercurio libre, se considera que así su impacto nocivo se ha reducido.

Cadmio. El selenio también se une al cadmio y protege contra el impacto perjudicial que este metal puede tener en el cuerpo. La capacidad de unirse a metales pesados se de-nomina efecto antagonista y, por lo tanto, el selenio se conoce como antagonista de me-tales pesados. Según el bioquímico y biólogo Dr. Nicholas Ralston (Universidad de Da-kota del Norte, EE. UU.), es vital tener suficiente selenio en el cuerpo para proporcionar la protección necesaria contra estos metales pesados.

Apoyo para las funciones vitales del organismo

Pero una vez unido a los metales pesados, el selenio deja de estar disponible para sus otros fines útiles, como el apoyo a las selenoproteínas dependientes de selenio en el organismo. Tenemos alrededor de 25-30 selenoproteínas diferentes en el cuerpo, y lle-van a cabo funciones tales como asegurarse de que nuestro sistema inmunológico y la glándula tiroides funcionen correctamente o garantizar la protección celular y la forma-ción normal de espermatozoides.

Selenio en los alimentos. ¿Cuánto necesitamos?

Entre las verduras destacan el espárrago y el ajo, que contienen bastante más selenio de forma asimilable que el resto de las hortalizas. También los champiñones y otras setas son muy ricas en selenio.

En general, los alimentos que han seguido un proceso industrial carecen de selenio, como también aquellos demasiado cocidos, porque es un elemento es muy sensible al calor y es notable su pérdida en el refinado de los carbohidratos, casi el 80% en el caso de la harina blanca.

Los científicos están en general de acuerdo en que una persona adulta necesita alrededor de 100-125 microgramos de selenio al día para funcionar correctamente. Pero el nivel de selenio en las dietas europeas suele ser más bajo que en otras partes del mundo, por eso existe el recurso de los complementos dietéticos que lo contienen.

Selenio y vitamina E

¿Por qué añadir vitamina E al selenio? Pues porque esta vitamina protege otros elementos nutritivos esenciales, como las vitaminas A y C, los aminoácidos y las grasas poliinsaturadas. Al actuar como antioxidante evita la destrucción de esas sustancias, tanto en los alimentos como en el cuerpo humano. Existe pues una relación muy fuerte entre la vitamina E y el selenio; su acción es más fuerte si actúan unidos contra la oxidación celular, causante de tantas enfermedades.

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