Los baños de bosque

Del Japón a Europa

Los baños de bosque (Shinra-Yoku) fueron incorporados por primera vez en Japón como una práctica saludable y relajante para ayudar a las personas a gestionar el estrés. Se conocen bien los efectos positivos en el aspecto psicológico: ayudan a disminuir el estrés, la ansiedad, la depresión, el desánimo y la fatiga.

Japón ha sido desde siempre un país muy enraizado con la naturaleza, pero la aparición de las grandes ciudades y las nuevas tecnologías cambiaron totalmente el modelo. A finales del siglo pasado, los ciudadanos japoneses llegaron a niveles altísimos de estrés, y la Agencia Forestal de Japón decidió incorporar esta nueva terapia como una solución para volver a reconectar con la naturaleza y mejorar la salud de la población.

Esta práctica, conocida como medicina forestal, tiene hoy más de dos millones de seguidores en Japón y se ha extendido a varios países.

 

¿En qué consisten los baños de bosque?

Se trata de caminatas en silencio por bosques maduros, acompañadas de ejercicios de respiración y relajación, que buscan la comunicación con la naturaleza a través de los sentidos. Los grupos son reducidos y van acompañados de un guía que hace de mediador entre las personas y la naturaleza: ayuda a desconectar del mundo tecnológico y crear un ambiente tranquilo para que podamos bajar el ritmo, reducir la sensación de estrés y conectar con la naturaleza con los cinco sentidos.

Que esta terapia se haga en bosques maduros tampoco es casualidad. Se sabe que los árboles, al envejecer, aumentan el contenido en aceites esenciales (fitoncidas) y sustancias volátiles con altos beneficios para la salud, como la regulación del sistema inmunitario.

 

Una herramienta de salud

Según varios estudios, los baños de bosque tienen efectos psicológicos positivos: ayudan a disminuir el estrés, la ansiedad, la depresión, el desánimo y la fatiga y contribuyen a un aumento del bienestar, la tranquilidad y el vigor. En conjunto mejora la calidad del sueño.

Entre los efectos fisiológicos, ayuda a disminuir la presión arterial y la frecuencia cardíaca, modula el sistema hormonal (el cortisol, la adrenalina, la oxitocina, serotonina…) y activa el sistema inmunitario.

La terapia es también aconsejable en caso de insomnio, diabetes, Alzheimer, hipertensión arterial, fibromialgia, fatiga crónica o problemas inmunitarios.

 

Más allá de la terapia

Los bosques maduros que se han conservado íntegros poseen un gran valor inmaterial, ya que, a diferencia del resto, son superiores en complejidad y biodiversidad.

En Europa hay más de 160 millones de hectáreas de bosque, que cubren el 38% de la superficie y equivalente a un 4% de la superficie mundial. Pero se calcula que, como máximo, sólo entre un 3-4% de los bosques son maduros (sin la intervención de la mano humana). Esta práctica no sólo tiene el objetivo de buscar beneficios en cuanto a la salud, sino también de preservar y proteger estos bosques.

Peter Wohlleben es el famoso guardabosques autor de «La vida secreta de los árboles» (Ed. Obelisco, ver pág. 50).
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