Las acelgas

La acelga (Beta vulgaris) es una planta perteneciente a la familia de las quenopodiáceas y se la considera pariente de la remolacha, pero de raíz menos abultada y más ramificada. La variedad de cultivo ha desarrollado mucho sus hojas, especialmente la nervadura (penca), que es blanca, fuerte y pulposa.

La acelga es una hortaliza cultivada desde hace siglos, como lo atestigua el hecho de que griegos y romanos hacían abundante uso de esta verdura. Las principales variedades son:

  • La Amarilla de Lyon, de hojas grandes y carnosas, es la más apreciada.
  • La verde, de hojas verdes y cortas y pencas anchas y blancas.
  • La común o blanca, de hojas algo amarillentas.
  • La kale, muy delicada y que se adereza como los espárragos.

Las acelgas (y todas las verduras de hoja) deberían ser siempre de cultivo ecológico, pues los fertilizantes nitrogenados aplicados en exceso las hinchan, les dan apariencia más lustrosa y un verde más oscuro, pero contienen nitratos venenosos (que afectan sobre todo a los niños).

Los beneficios de las acelgas

Nuestros antepasados intuían sus grandes beneficios y las incluían en muchos guisos o las utilizaban para acompañar cereales y tubérculos. Sin duda, hacían caso a las necesidades del organismo, regalándole sabor, muchos nutrientes y evitando calorías innecesarias.

Las acelgas son ricas en potasio, sodio, fósforo, hierro, vitamina A y C. Sólo hay que mencionar, en su contra, que contiene algo de ácido oxálico, por lo que si se es propenso a formar cálculos renales se debe consumir con moderación. Sus hojas, verdes y brillantes, contienen pigmentos con virtudes antioxidantes, lo que unido a su riqueza en betacaroteno y vitamina C ayuda a prevenir el cáncer. Éstos son algunos de sus principales beneficios:

1. Refuerza los huesos. Es un alimento reforzante gracias a su riqueza en minerales. Es también una fuente excelente de calcio, sobre todo para las personas que no consumen productos lácteos.

2. Ayudan a adelgazar. Es un alimento básico en regímenes bajos en calorías para perder peso. La acelga satisface el apetito con un escasísimo aporte calórico (unas 20 kcal/100 g). De manera que hervidas, rehogadas o aliñadas con aceite y limón, constituyen un excelente plato ligero.

3. Evitan el estreñimiento. Conviene a quienes padecen dificultades en el tránsito intestinal, debido a su riqueza en fibra y a su poder emoliente y suavizante del tracto intestinal, que regulariza las funciones del estómago e intestino grueso. Estas mismas propiedades digestivas la hacen recomendable en casos de gastritis y hemorroides. La decocción, a razón de 25 a 50 g por litro de agua, es útil contra el estreñimiento.

4. Combaten la anemia. Debido a su alto contenido en hierro, y también a la presencia de cobre, ayudan a tratar la anemia ferropénica. Es interesante tener en cuenta que este hierro será mejor absorbido gracias a la vitamina C que ya posee la acelga en abundancia.

5. Remineralizan. Es una verdura emoliente, laxante y diurética. Siendo un alimento sano, remineralizante y rico en vitamina A, es recomendable para todos.

Sugerencias culinarias

Aunque se trate de una hortaliza tenida por un poco sosa, sobre todo por las personas no-vegetarianas, lo cierto es que se trata de un alimento muy sabroso por poco que se aderece. Por ejemplo, las acelgas hervidas (o al vapor) con patatas y aliñadas con aceite de oliva o mahonesa resultan un plato casero muy agradable al gusto.

Si después de hervidas se reducen a puré, o bien se toman las pencas enteras, pueden mezclarse con una salsa bechamel y cubrirse con queso rallado y mantequilla fundida para gratinarlas al horno.

Si en lugar de con bechamel se mezclan con puré de tomate, también se pueden gratinar una vez cubiertas con pan rallado, ajo y perejil picados.

También quedan sabrosas con una salsa a base de aceite, harina, agua o caldo vegetal, zumo de limón y sal,  o como reconfortante sopa sazonada con menta y nuez moscada.

Asimismo, pueden comerse como si se tratara de espinacas, salteándolas con piñones y pasas. En algunos lugares, como en el País Vasco, se cortan las pencas en tiras que se rebozan con huevo y harina. Preparadas de esta forma se les llama  «lenguas de gato» o «chuletas de huerta». Las mismas pencas cortadas en tiras más largas pueden servirse como espárragos.

Otros usos

Una decocción de 25 a 50 g por litro de agua es útil contra las inflamaciones urinarias, el estreñimiento, las hemorroides y las dermatosis.

Por vía externa, las hojas cocidas, hechas papilla, pueden ser utilizadas en cataplasmas sobre las hemorroides, quemaduras, abscesos, forúnculos o tumores.

Salir de la versión móvil