La verdadera vacunación

Texto: Patricia Restrepo, directora del Instituto Macrobiótico de España y consultora macrobiótica.

«Las enfermedades ya estaban disminuyendo antes de las vacunas, incluso aquellas contra las que no existían vacunas (escarlatina, escorbuto) siguieron un patrón similar.

El gráfico de Sarampión Vs Escorbuto sugiere que una dieta con mayor contenido de vitamina C (y otros nutrientes importantes) ayudó a reducir el sarampión antes que  la vacuna contra el sarampión se aplicara. Esta es la respuesta para erradicar las enfermedades: erradicar la desnutrición. Una persona puede ser alimentada, pero aún sufrir  de desnutrición.

¿Es ético que las empresas farmacéuticas se atribuyan el mérito de este declive natural y, en el proceso, ganen miles de millones?. En cambio, con sus vacunas, están creando nuevas epidemias de enfermedades neurológicas (incluidas la esquizofrenia y el autismo), enfermedades autoinmunes e infertilidad; problemas de salud a largo plazo que los llevan a tener  miles de millones más en ventas de medicamentos».

Este es parte del texto del libro de la Dra. Suzanne Humphries, autora de Disolución de ilusiones: enfermedades, vacunas y la historia olvidada (editorial Octaedro, 2015), una nefróloga que ha dedicado la última parte de su carrera médica a exponer la «historia perdida» de las vacunas.

Su investigación comenzó en 2009, cuando varios de sus pacientes le dijeron que habían estado perfectamente sanos hasta que recibieron una vacuna u otra. Antes de esto, ella había sido, como ella dice, «agnóstica» sobre la vacunación: «Había vacunado a mis pacientes de diálisis; yo misma, estaba vacunada; y creía bastante en lo que me enseñaron en la escuela de medicina»», recuerda. Luego comenzó a notar que a sus pacientes se les ordenaba vacunarse el primer día de ingreso al hospital, a menudo cuando tenían enfermedades graves (enfermedades inflamatorias, ataques cardíacos, insuficiencia cardíaca congestiva y un paciente con cáncer en quimioterapia). «Esto me alertó de que estaba pasando algo con lo que no estaba de acuerdo. Me quejé a la administración del hospital por ello. Fue por resistencia que me encontré con lo que, irónicamente, me llevó por este camino».

Os voy a narrar para que tengáis un precedente, cual fue la  historia detrás de la vacuna contra la viruela.

Esta vacuna se desarrolló mucho antes de que el establecimiento médico supiera algo sobre el sistema inmunológico humano. En realidad, la vacuna se desarrolló sobre la base de un rumor que circulaba entre las empleadas  de las lecherías. Se rumoreaba que cuando una empleada lechera había sido infectada con la viruela de la vaca, que es una infección común en la ubre de la vaca, ya no sería susceptible a la viruela.

Básicamente, se hizo raspando pus del vientre de una vaca. A veces había alguna enfermedad genética de las cabras allí. Había varicela mezclada allí. A veces había viruela humana mezclada y algo de glicerina. La agitaban; tomaban una especie de púa y perforaban la piel varias veces.

De lo que no me di cuenta fue de que había muchas personas que desarrollaron una enfermedad grave de viruela y murieron después de ser vacunadas. La gravedad de la enfermedad a menudo era peor en los vacunados que en los no vacunados. Hay estadísticas que muestran que la tasa de mortalidad fue mayor en los vacunados que en los no vacunados. Cuando se desarrolló la vacuna contra la viruela, tampoco había forma de diagnosticar con precisión el tipo de enfermedad de la viruela que tenía una persona. Puede haber sido varicela, viruela del simio o viruela, pero en ese entonces, cualquier tipo de enfermedad de la viruela se consideraba viruela, incluso aunque la vacuna en realidad no contenía el virus de la viruela humana. El virus de la viruela animal siempre se usó.

(Según la Dr. Humphries, fue la vacuna más contaminada que jamás haya estado en el mercado.)

Fue en Leicester, Inglaterra, esta ciudad se estaba dando cuenta de que tenían una de las tasas de vacunación más altas del mundo vacunado y su brote de viruela era más alto que nunca, dice la Dr. Humphries.  La gente del pueblo hizo un mitin. El alcalde y algunos de los funcionarios de salud estaban allí. Todos coincidieron en que iban a dejar de vacunar … El resultado fue bastante diferente a las predicciones. Los dos gráficos de las tasas de enfermedad y las tasas de mortalidad bajaron vertiginosamente después de que se detuvieron las vacunas. Esa historia te dice que las vacunas no fueron las que hicieron que la enfermedad desapareciera; lo que hizo que la enfermedad desapareciera fue el aislamiento y el saneamiento  y la dieta.

La doctora concluye en su libro: «Espero y rezo para que todas las personas mantengan su DERECHO a elegir vacunarse o no. Sin forzar ni discriminar».

El propósito de las vacunas consiste en estimular los mecanismos  naturales de defensas de los organismos para que produzcan anticuerpos contra un germen en particular, pero ¿se cumple dicho propósito?

Podríamos decir que la primera vacuna orgánica y efectiva está en el momento del nacimiento. El primer y más importante refuerzo inmunológico lo tienen los bebes al nacer en su paso por el canal vaginal. El parto vaginal facilita la transmisión de la microbiota materna, cuya composición participa en el desarrollo del sistema inmunitario del recién nacido, especialmente a través de la biosíntesis de lipopolisacáridos.

Es conocido que el tipo de parto afecta a la composición de la microbiota intestinal del recién nacido, especialmente a través del posible contacto con la flora vaginal o cutánea (incluso a veces fecal) de la madre. Cuando los partos son medicalizados, esta posibilidad disminuye.

El parto vaginal se asocia con una sobreabundancia de bacterias gramnegativas (Bacteroides y Parabacteroides) que  refuerzan las funciones fisiológicas del recién nacido. La abundancia de este tipo de bacterias estaría relacionada con un aumento de la estimulación de la biosíntesis de lipopolisacáridos (LPS), componentes de la membrana externa de las bacterias gramnegativas. Los LPS son endotoxinas que favorecen la producción plasmática de citocinas proinflamatorias (TNF-a e IL-18) y cuyas concentraciones son más elevadas en los lactantes nacidos por parto vaginal.

La segunda vacuna poderosa que nos ofrece la naturaleza es la lactancia materna, especialmente los calostros, la primera leche que secreta el seno después del parto.

La leche materna contiene anticuerpos que pueden combatir las infecciones. Esos anticuerpos están presentes en altas cantidades en el calostro. Sin embargo, hay anticuerpos en la leche materna que están presentes en la madre todo el tiempo que esta amamanta a su bebé. A través de estos anticuerpos, ella puede pasar algo de protección contra las enfermedades infecciosas que ella haya tenido en el pasado, y las que tiene mientras está dando pecho. La leche materna puede literalmente dar a los bebés una ventaja para prevenir y combatir infecciones.

La leche materna también está compuesta de proteínas, lípidos y polisacáridos, e incluso glóbulos blancos que trabajan para combatir la infección de diversas maneras. Estos ayudan especialmente a combatir las infecciones gastrointestinales, ya que la leche materna va directamente al estómago y al intestino cuando los bebés la consumen. Los diferentes factores en la leche materna trabajan directamente con el intestino antes de ser absorbida y distribuida a todo el cuerpo. Esto también sienta las bases para un sistema inmunitario protector y equilibrado que ayuda a identificar y a combatir infecciones y otras enfermedades incluso después de dejar de amamantar.

Otros factores en la leche materna estimulan directamente y fortalecen el sistema inmunitario. Éstos incluyen la lactoferrina y la interleucina-6, -8 y -10. Estas proteínas ayudan a equilibrar la respuesta inflamatoria del sistema inmunitario, que es necesaria para la función inmunitaria pero que puede ser perjudicial en exceso.

La leche materna también tiene factores prebióticos. Algunos fortalecen el sistema inmunitario y otros sirven como una fuente de nutrición de bacteria sana para el cuerpo, llamada microbiome humano. El microbiome sano puede desempeñar un papel de por vida no sólo en la prevención de infecciones, sino también para disminuir el riesgo de alergias, asma, obesidad  y otras enfermedades crónicas.

Con todos estos factores que estimulan la inmunidad en la leche materna, no sorprende que los bebés que son amamantados tienen menos probabilidades de sufrir de infecciones de oído, vómito, diarrea, neumonía, infecciones de las vías urinarias y ciertos tipos de   meningitis. La investigación también demuestra que los niños que son amamantados durante más de seis meses tienen menos probabilidades de desarrollar leucemia y linfoma en la infancia que aquellos que reciben fórmula. Esto puede ser en parte debido a que estos tipos de cáncer son afectados por las alteraciones del sistema inmunitario.

Existe una tercera vacuna, que puede actuar de por vida, y es cuidar de nuestra alimentación y estilo de vida. Ya lo dijo Pasteur antes de morir: lo importante es el terreno, no los agentes externos (virus y bacterias), es decir, que si nuestro organismo es sano y tenemos un sistema inmune adecuado, será suficiente para no infectarse y en caso de hacerlo, tener una infección leve que servirá como vacuna y fortalecerá nuestra respuesta inmunológica.

Cuando pensamos en una dieta que fortalezca el sistema inmune, tendríamos que excluir todo tipo de alimentos azucarados, harinas, refinados, alimentos procesados listos para comer, alimentos congelados, cárnicos, embutidos, lácteos, sal común, fruta venida de lugares lejanos (adecuada para  los seres que habitan en esos lugares, no para nosotros), alimentos que hayan sido fertilizados o cultivados con químicos en la agricultura intensiva, fármacos cotidianos con los que nos auto recetamos. Y deberíamos optar por alimentos ecológicos, de cultivo local y estacional.

Todos los alimentos con poder de germinar tienen una relación biológica intima con nuestro organismo y potencian nuestras capacidades psicofísicas, orgánicas e inmunitarias, pero sobre todo transmiten una confianza somática que se traduce en certeza a la hora de decidir cualquier acción relacionada con nuestro cuerpo. Por ejemplo cuando una persona tiene la determinación irrevocable de no vacunarse, esa decisión viene de una relación intima con su naturaleza profunda, pues su biología le está transmitiendo la confianza y el discernimiento lúcido de qué es lo más adecuado para su organismo.

El estilo de vida que nos garantiza una respuesta inmune capaz de adaptarse a los virus y bacterias sin sucumbir a ellos, tiene que ver con un mayor contacto con la naturaleza y unos hábitos de vida sencillos y respetuosos con el ritmo circadiano. Los ritmos circadianos son cambios físicos, mentales y conductuales que siguen un ciclo de 24 horas. Hoy en día cambiados a merced de la productividad, pues con el cambio de hora en verano e invierno, nos privan de un ciclo natural.

Estos procesos naturales responden, principalmente, a la luz y la oscuridad, y afectan a la mayoría de seres vivos, incluidos los animales, las plantas y los microbios. La cronobiología es el estudio de los ritmos circadianos. (Un ejemplo de ritmo circadiano relacionado con la luz es dormir de noche y estar despierto durante el día).

Las prácticas saludables van desde acostarnos pronto, levantarnos pronto, utilizar ropa de materiales naturales en la cama y en contacto con el cuerpo. Equipar la cocina de utensilios nobles libres de materiales contaminantes, evitar al máximo robots u hornos microondas, cocinas de inducción y, en general, electrodomésticos que interfieran con nuestro campo electromagnético. Siempre he pensado que el lugar más contaminante de la casa suelen ser las cocinas cuando deberían ser nuestro centro de salud más próximo.

Los productos de aseo personal y de limpieza son otro aspecto fundamental para mantener el equilibrio físico y hormonal. La mayor parte de ellos poseen disruptores endocrinos y químicos fuertes que el organismo tiene dificultades para eliminar. (Para que tengas una idea clara de cómo pueden afectarnos, piensa en los tratamientos con parches que se aplican de forma tópica y de rápido efecto en el organismo: funcionan por que evidentemente entran en contacto con el torrente sanguíneo, de la misma manera todos los productos cremas, dentífricos, perfumes, aceites, tintes para el cabello, jabones, etc. se introducen en la sangre de forma acumulativa y pueden tener consecuencias muy negativas a largo y corto plazo).

Otro aspecto determinante, son los materiales que utilizamos en nuestra vivienda, el tipo de pintura que recubren paredes, suelos, muebles y todo tipo de enseres contaminantes nos mantienen en un perpetuo estado de intoxicación y cansancio con su consecuente estado inmune deteriorado.

No menos contaminante es el abuso de los dispositivos electrónicos, teléfonos ordenadores etc. Por supuesto vivimos en la era de la tecnología y es casi imposible prescindir de ellos, pero deberíamos tener una higiene tecnológica y marcarnos horarios que respetemos, para que el teléfono no se convierta en nuestro amo y señor sin limites.

Resumiendo, la vacuna más eficaz es un medio ambiente interno fuerte, blindado y capaz de adaptarse a los diferentes cambios de la manera mas fluida.

Te voy a ofrecer algunas practicas extra que te servirán para aumentar las defensas de forma natural.

1. Duerme lo suficiente.
Un hábito tan sencillo como dormir bien puede tener un impacto positivo en tu sistema inmunitario. El sueño modula la respuesta inmunitaria y contribuye a que el cuerpo se regenere tras las lesiones.
En cambio, la falta de sueño puede debilitar la inmunidad, aumentando tu susceptibilidad a contraer infecciones. No es casual que dormir menos se haya asociado con un aumento de las probabilidades de contraer el resfriado común.
Por tanto, si quieres reforzar el sistema inmunológico de forma natural, el primer paso es desarrollar una rutina de sueño adecuada que te permita dormir entre 7 u 8 horas por la noche. Si tienes dificultad para dormir, realiza la inmersión de pies en agua caliente justo antes de ir a la cama.

2. Haz ejercicio físico, pero no te pases
Practicar deporte no solo te ayudará a mantenerte en forma, sino que también contribuirá a fortalecer el sistema inmunológico.
Un estudio desarrollado en Brasil reveló que la actividad física puede ayudar a combatir el virus del SARS-CoV-2 aumentando la actividad anti-patógena del sistema inmunitario y reduciendo la carga viral en el pulmón. Si bien es cierto que el ejercicio de intensidad moderada estimula la inmunidad celular, un entrenamiento prolongado o de alta intensidad, sin el descanso adecuado, puede tener el efecto contrario y aumentar tu propensión a contraer infecciones.
Por tanto, lo ideal es encontrar la rutina adecuada a la hora de hacer ejercicio y realizarla varias veces a la semana. Caminar cada día, si puede ser descalzo en la naturaleza o en la playa es a su vez una terapia de fortalecimiento así como un activador de los neurotrasmisores que generan endorfinas de la felicidad.

3. Reduce tu nivel de estrés
En estos tiempos inciertos, las preocupaciones se han multiplicado, pero el estrés no es buen compañero de viaje.
El estrés crónico, aquel que se mantiene a lo largo del tiempo y genera ansiedad, puede interferir en la capacidad de los glóbulos blancos para combatir las infecciones, de manera que serás más propenso a contraer diferentes infecciones.
Meditar siempre ha sido la manera mas próxima de bajar a nuestro centro de control y mantenernos en calma, pero hoy más que nunca, meditar, relajarse conscientemente, practicar yoga… es vital y de obligada practica.

4. Incluye vitaminas extra
Las vitaminas y los minerales son particularmente importantes para el buen funcionamiento del sistema inmunitario.
En condiciones normales una dieta equilibrada sería suficiente, pero hoy nos vemos abocados a reforzarnos. La vitamina C especialmente cuando es aplicada intravenosa, y el zinc, y la vitamina D3 aumentan tus defensas naturales contra los patógenos y reducen la incidencia de las infecciones por neumonía, así como la quercitina, que aunque es un flavonoide presente en la muchos de los alimentos cotidianos, para reforzar el sistema inmune en tiempos inciertos, se puede tomar como comprimido.

5. Refuerza tu dieta con pro bióticos
¿Sabías que aproximadamente el 60% de las células inmunitarias se concentran en el intestino? Las bacterias que constituyen la flora intestinal forman parte de ese mecanismo de defensa y se benefician de los probióticos. De hecho, diferentes estudios recomiendan su consumo para fortalecer el sistema inmunológico y reducir los síntomas que pudiera causar el coronavirus.
El miso es un alimento probiotico y prebiótico; los pickles caseros, el chucut no pasteurizado, el natto y el tempeh artesanal son fuentes de probioticos vivos.

6. Beneficiarte de los rayos infrarrojos
Una técnica milenaria practicada por los antiguos pueblos indios hoy denominada Sungazing garantiza mantener una salud inmunológica vigorosa.
Pero también puedes en adición tener una pequeña lámpara de infrarrojos en casa, útil para cuando aparecen los primeros síntomas de resfriado, molestias de garganta y otros.

7. Respiración consciente
Practica cada día al menos 10 minutos de pranayamas, mastica muchas veces cada bocado de comida, danza, canta, ríe, llora cuando sea necesario, expresa, friega tu cuerpo cada día, permítete ser tu.

8. Baños de mar
Varios estudios demuestran que tomar un baño de mar cada día en cualquier estación del año, contribuye a que tengas una salud vigorosa y un sistema inmune fuerte.
Si no vives en zona de playa, terminar las duchas con agua fría también cumple el mismo propósito.

9. Fomenta relaciones armoniosas que incluyan el contacto físico, abrazos y caricias
Los seres humanos somos criaturas sociales y nos es imprescindible el calor humano. El abrazo es más que una manifestación del afecto, pues este contacto despierta las conexiones neuronales que tienen que ver con el bienestar.
Abrazarse es una forma de contacto, de expresión emocional y comunicación que va más allá de la palabra y va a repercutir a nivel físico, psicológico y social. Además al abrazar se favorece la creación de glóbulos blancos, defensores del organismo, cuya función es combatir infecciones y enfermedades. Con ello, se fortalece el sistema inmunológico.

10- Escuchar música que vibre en la frecuencia del universo.
Los 432 Hz sonoros oscilan y vibran sobre los principios de la propagación de ondas armónicas naturales y se unifican con las propiedades de la luz, el espacio, la materia, la gravedad y el electromagnetismo. Es la misma vibración del amor.
Escuchar esta música nos sana y armoniza.

La música actual tiene su base en los 440 Hz y, por tanto, no armoniza en cuanto a vibración natural. El ministro de propaganda nazi, Joseph Goebbels creó un decreto universal en 1939 por el cuál se instaba a todo el mundo a afinar el LA musical a 440 Hertzios, en lugar de a 432 Hz, frecuencia a la que se afinaba toda la música hasta el momento. Desde 1939 hasta hoy en día se ha entonado a esa frecuencia. Esto provoca en la gente pensar y sentir de una manera determinada y se la mantiene sumida en un desorden interno. Otra forma de control.

Según señala el especalista Brian T. Collins, «Por la resintonización de instrumentos musicales y el uso de la afinación de concierto a 432 Hertzios en vez de 440 Hertzios, tus átomos y el ADN empiezan a resonar en armonía con la espiral de PHI de la Naturaleza».

RECOMENDACIONES

Inmersión de pies en agua salada

Ingredientes:

  • Un barreño profundo.
  • 6 cucharadas de sal marina no refinada atlántica.
  • 3 litros de agua muy caliente.
  • Una toalla.
  • Si es invierno unos calcetines de lana gruesos.
  1. Disuelve la sal marina en el agua muy caliente
  2. Lleva el barreño a los pies de la cama, de manera que sea lo último que hagas antes de acostarte a dormir.
  3. Sumerge los pies que cubra el agua mas arriba de los tobillos en el agua tan caliente como puedas soportar hasta que el agua este tibia.
  4. Seca muy bien los pies dedo a dedo, si es invierno colócate unos calcetines de lana gruesos para conservar el calor.

 

SUNGAZING

Consiste en al mirar al sol (sólo durante el amanecer o el ocaso, si no sería dañino), pues el cuerpo recibe la energía del astro, suficiente para curar algunas enfermedades, proporcionar bienestar y ayudar a la persona a poner en orden su mente y fortalecer nuestro sistema inmune.

El ojo humano, incluso todo el cuerpo posee algún tipo de células fotovoltaicas capaces de convertir la energía solar en energía vital.

 

PRACTICA

Debe hacerse siempre descalzo sobre la hierba o la arena o un material orgánico.

  1. Se empieza solo con 10 segundos, y se debe ir aumentando muy poco a poco, sumando 10 segundos cada día, para que el ojo se acostumbre.
  2. Cuando se lleve un mes observando el sol ya serán cinco minutos, a los dos meses, serán 10, y así hasta alcanzar el máximo recomendado de 45 minutos, a los nueve meses.
  3. Cuando se alcanza el máximo, cada 15 minutos se va sanando un área del cuerpo.

 

Bebida de kuzu con té kukicha

La bebida de Kuzu con ciruela de umeboshi es quizá uno de  alcalinizantes más poderosos que existe, utilizado incluso como antibiótico. Cuando se prepara con té kukicha, la cualidad alcalinizante se multiplica.

Ingredientes:

  • 1 vaso de té kukicha frío.
  • 1 cucharada de Kuzu.
  • 1 ciruela de umeboshi.
  • Unas gotas de tamari.
  1. Disolver el Kuzu en el té kukicha.
  2. Cortar una ciruela de umeboshi en trozos pequeños y reservar el hueso.
  3. Llevar al fuego removiendo bien hasta que la textura se vuelva gelatinosa.
  4. Incorporar la ciruela, el hueso y las gotas de tamari. Seguir removiendo unos minutos más.
  5. Tomar caliente.

*En determinados casos se puede añadir zumo de jengibre.

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