Este verano… ¡cuida tu Chi!

Más de cuarenta veranos después de nuestras primeras propuestas y consejos para esta época del año ¿qué podemos proponer hoy para disfrutar de esas largas horas de ocio disponibles? ¿Relajación o actividad aventurera? Como sabemos, se trata de gustos, aficiones y preferencias, por eso es una elección muy personal. Esta vez aprovechamos el estío para proponer otras sugerencias que seguramente nos acercarán a una parte de los anhelos de las vacaciones estivales: desconectar el estrés, conectar con la naturaleza, disfrutar del silencio y la relajación.

Textos: Jaume Rosselló, con informaciones originales de Emma Reed.

Un verano diferente

Basta con repasar algunos de los números anteriores para encontrar buenos consejos veraniegos: el 246 (cuidado de los ojos), el 392 (piel sana en verano), el 34 (ocho rutas de cicloturismo y volar en ala delta), el 175 (submarinismo), el 57 (surf a vela), el 70 (el arte de correr), el 46 (piragüismo en una embarcación autoconstruida)… y todo ello sin entrar en temas específicos de salud o de alimentación.

Con todo, no podemos olvidar que es un momento idóneo para plantear un ayuno depurativo (número 393) o para hacer una buena cura de uvas (números 403, 453, 488). La lista es realmente larga, pero quizá el aprender a liberarnos del estrés sea uno de los temas más necesarios, teniendo en cuenta que sus raíces no solo se asientan en la tranquilidad económica o en cierto equilibrio doméstico. Estrés, ansiedad, tensión… están tan enraizados que nos anima a proponer este trabajo personal sobre el Chi.

¿Qué es el Chi?

En cualquier rincón del universo late el espíritu, una energía vital o fuerza que mueve la materia. En todos los seres vivos (también en el cielo y en la tierra) puedes descubrir ese aliento divino que los hace únicos. Seguro que en alguna ocasión has experimentado la sensación de estar unido de una manera muy especial a los árboles que rodean tu casa o has sentido la energía entrando a través de tus pies, mientras caminas descalza o descalzo sobre la tierra que cultivas. ¿Cómo poder explicar esa sensación con palabras?

En cada cultura y época, el ser humano ha dado nombres diferentes a ese misterio para tratar de hacerlo. Por ejemplo, entre las tradiciones orientales las enseñanzas esotéricas occidentales o las de curación holística, se han acuñado nombres como prana, orgón, ki, reiki y también vis medicatrix nature. A los filósofos chinos de la antigüedad les debemos el nombre más conocido y extendido hoy en día por todos los rincones del mundo: el Chi. Según los taoístas, una de las tradiciones espirituales mas importantes de China, todo en nuestro universo está interrelacionado: la vida humana está influida por las energías de la tierra y del cielo y, a su vez, nuestras energías influyen en el cosmos.

Para disfrutar de salud en nuestro cuerpo y de felicidad en nuestra alma, hemos de ser capaces de vivir en armonía con nuestro entorno, con la naturaleza y con la energía que nos rodea en el cielo y en la tierra. Hemos de permitir que esa fuerza circule libremente, sin interrupciones y sobresaltos.

Si os gustaría saber más sobre el Chi y seguir cada mes unos sencillos consejos para cuidarlo, a partir del próximo número encontraréis más información en las páginas finales de la revista.

¿A qué nos referimos al hablar de Chi?

En nuestra cultura occidental, siempre necesitamos concretar todo, racionalizar cualquier sensación y poner un nombre comprensible a los nuevos fenómenos. Influidos por estas ideas, cuando nos adentramos en espacios como este por el que ahora caminamos, nos hacemos preguntas y más preguntas. La primera que seguramente te ha venido a la mente es ¿a qué nos referimos exactamente cuando hablamos de Chi?

No se puede clasificar como un animal, un vegetal o un mineral. No se presenta como gas, líquido o sólido. No puedes tocarlo, ni medirlo o pesarlo. Ni verlo, porque es invisible, ni oírlo porque es silencioso. Nadie ha podido oler o saborear el Chi, porque no tiene olor ni sabor. Así que se podría decir que no es nada y…, sin embargo, todo existe gracias a él: la Tierra, la atmósfera, nuestros hogares y nuestros cuerpos están impregnados de su presencia.

El Chi sigue siendo un gran misterio para una gran mayoría, algo desconocido y, en cierta manera, mítico. Sin embargo, en la cultura china se ha estudiado, profundizado y trabajado sobre él para promover la salud, la prosperidad y la felicidad. El Chi, que también se puede encontrar escrito como qi, o ki, es la palabra china que designa la energía vital que todo lo estimula.

Durante tres mil años, mientras nuestro mundo crecía prácticamente de espaldas a la armonía y el equilibrio del cosmos, los chinos planificaban sus carreteras y ciudades y construían casas y cementerios teniendo en cuenta el movimiento del Chi. Pero no sólo seguían estos dictados cuando edificaban, también cuando curaban o creaban. Su medicina se centra en el Chi y buscando su mejora se ha desarrollado durante siglos.

En la India, a esta energía se la conoce como prana. El biólogo y psiquiatra Wilhelm Reich lo llamaba orgón. ¿Y qué creéis que significa el deseo de «que la fuerza te acompañe» en La guerra de las galaxias? No importan los nombres ni los símbolos: para todos, el Chi es la energía que hace posible la vida tal como la conocemos.

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