Cómo regenerar desde dentro… las uñas, la piel y el cabello

Cada vez son más las personas que gastan cantidades asombrosas en productos de belleza para la piel, el cabello y las uñas, que suelen ser un fiel reflejo de nuestro estado de salud. En la mayoría de casos son productos que actúan de forma superficial, así que vale la pena considerar el origen y la solución en un mayor equilibrio interno.

Textos: Redacción de Integral con informaciones de Laura Torres y Jaume Rosselló.

La piel es la primera señal visible de nuestra salud

La piel es el tejido que nos protege de las agresiones externas. Hace posible el mantenimiento de la temperatura corporal y protege nuestros músculos, huesos y órganos. Una piel radiante suele ser el primer signo visible de un buen estado de salud y de una correcta alimentación, ya que un gran número de alteraciones de la piel son el resultado, en parte, de carencias nutricionales.

Un rostro envejecido (mejillas fláccidas, piel que cuelga bajo la barbilla) puede ser consecuencia de una carencia de zinc, de vitaminas C y D, y de aminoácidos, que aportan elasticidad al colágeno de la piel (las fibras que forman el tejido que sostiene la piel).

La palidez de la piel puede ser signo de anemia (escasez de glóbulos rojos), generalmente por falta de hierro, pero también puede deberse a una carencia de ácido fólico (vitamina B9), de vitamina B12, de cobre o de vitamina C.

Una piel seca suele ser indicio de una carencia de ácidos grasos poliinsaturados del tipo Omega-6, de vitamina A o de betacaroteno (el precursor de la vitamina A).

Para realzar la luminosidad de la piel primero hay que comer de forma equilibrada, además de reforzar la acción de la queratina, un componente esencial, tanto del cabello como de las uñas y la piel.

Acné

Desde hace años, los investigadores relacionan el acné con una alimentación rica en productos refinados. Los productos refinados poseen un índice glucémico elevado; es decir, provocan un aumento rápido del azúcar en sangre, lo que a su vez hace que aumente la producción de insulina. Un nivel alto de insulina desencadenaría una serie de reacciones que desembocarían en la aparición del acné, que también aparece con frecuencia en casos de déficit de zinc y de vitamina A.

 

El cabello

El cabello, los dientes, las uñas y el vello son faneras, es decir, estructuras complementarias de la piel, que se caracterizan por su elevada queratinización.

Tenemos cabellos que se aproximan al final de su ciclo (y están a punto de caer) y cabellos nuevos recién salidos del cuero cabelludo. Por tanto, es normal perder algún cabello diariamente, ya que están sujetos a un ciclo natural. Sin embargo, no es normal que perdamos más cantidad de cabello del que nos sale nuevo. ¿Por qué? ¿Cuáles son las causas?

Tenemos, en primer lugar, las causas hormonales. En la mujer, especialmente durante el embarazo, la elevada producción de estrógenos permite tener una buena melena (tupida y brillante). Sin embargo, durante el parto se produce un inmenso desequilibrio hormonal que puede provocar una importante caída del cabello.

De la misma forma, durante la menopausia, la disminución (y finalmente la interrupción total) de la secreción de estrógenos da lugar a un desequilibrio hormonal en favor de las hormonas androgénicas (testosterona), lo que se traduce en un cabello más frágil, más fino, de crecimiento más lento y con menos brillo.

En el hombre, la caída del cabello suele ir ligada a factores hereditarios, generalmente hormonales. Es la causa principal de la llamada alopecia androgénica. La caída del cabello se debe a una sensibilidad especial del folículo pilosebáceo a la disminución de la producción de dihidrotestosterona.

La nutrición también suele agravar la caída del cabello o favorecer la aparición de caspa. Hoy en día sabemos que todos los tipos de caída del cabello, incluso los de origen hormonal, pueden acelerarse o agravarse por una alimentación que no aporte suficientes micronutrientes, especialmente vitaminas del grupo B, vitamina C, vitamina D, hierro, zinc y aminoácidos.

La falta de vitamina B6 podría ser la causa de desequilibrios en la producción sebácea. La caspa y el cabello graso, por el contrario, son el resultado de una producción excesiva de sebo que favorece la proliferación de microorganismos (bacterias, hongos y levaduras) y provoca la descamación de la piel del cuero cabelludo y la producción de la caspa.

Con los cambios de estación, nuestro organismo debe adaptarse a grandes variaciones (luz, temperatura, humedad, etc.) que generan a su vez alteraciones hormonales. Esto conlleva una aceleración del ritmo de renovación capilar (el cabello cae en grandes cantidades durante 4-6 semanas).

En invierno, la lluvia, el viento y el frío, y en verano, el calor, la sequedad y la exposición solar, debilitan el cabello. Teniendo en cuenta que el pelo que cae lleva muerto varias semanas, es imposible actuar directamente sobre la caída; sin embargo, sí podemos actuar en su repoblación. Así, deberemos incluir en nuestra alimentación todos los nutrientes necesarios para que el folículo encuentre en la circulación sanguínea todo aquello que necesita para crecer.

Uñas y queratina

Como sucede con el cabello, las uñas también reflejan nuestro estado de salud. La falta de hierro, magnesio y vitaminas A, B5, B8 y E crea problemas que les afectan: deformaciones (aparición de fisuras o huecos), aspecto arcilloso, alteración del color (tonos amarillentos, azulados o pálidos), desdoblamiento y uñas quebradizas.

Para impulsar la acción de la queratina conviene aumentar las verduras y hortalizas crudas y evitar todo lo que contenga un exceso de azúcar. Entre los nutrientes esenciales que el organismo necesita para regenerar piel, cabello y uñas tenemos: betacaroteno, vitamina A, vitaminas B, zinc, silicio, aminoácidos sulfurados, ácidos grasos poliinsaturados…

En algunos casos, si hay problemas hormonales o agresiones externas, por ejemplo, restablecer el equilibrio alimentario no será suficiente. Si así fuera, los suplementos alimenticios podrían desempeñar una función decisiva en la regeneración de la piel.

Fuentes naturales

Hoy en día, algunos productos incluso permiten reforzar la acción de la queratina, proteína utilizada como componente principal de la piel, el cabello y las uñas, y que les aporta firmeza.

Existe un documento que nos informa sobre las posibilidades de la Cynatina HNS, una proteína natural que se encuentra en el organismo y hace hidrosoluble la queratina, de tal forma que resulte digerible y soluble al 100%. Para ello se aumenta la polaridad de los péptidos (un grupo de aminoácidos), así como la proporción de cisteína soluble y biodisponible.

Dicha proporción puede igualmente llegar al torrente sanguíneo sin cambiar su forma o su contenido en aminoácidos naturales, con una biodisponibilidad del 96%.

Alimentos que favorecen la producción de queratina

La queratina es una proteína natural que entra en la estructura del cabello, las uñas, la piel y el esmalte dental. Las células conocidas como queratinocitos están a cargo con la producción de queratina. Esta proteína dura e insoluble forma una barrera impermeable destinada a proteger el cuerpo contra virus, bacterias patógenas, hongos, calor, deshidratación, y radiación UV.

Los nutrientes de formación para la queratina son los aminoácidos que contienen azufre. Las mejores fuentes de queratina son los alimentos ricos en proteínas, minerales y algunas vitaminas que permiten la producción de queratina. La cantidad de proteínas que obtenemos de los alimentos que comemos tiene una fuerte influencia en el nivel de queratina. Según las autoridades sanitarias de los EEUU, las mujeres necesitan una ingesta diaria de 46 g de proteínas, mientras que los hombres necesitan 56 g de proteínas por día.

 

Algunos de los alimentos vegetarianos o veganos que estimulan el desarrollo de queratina:

  • queso fresco tierno, leche baja en grasa, yogur griego.
  • cereales integrales y quinoa.
  • nueces y frutos secos, almendras y crema de almendras.

 

Vitaminas. La vitamina A controla el desarrollo de los queratinocitos que desencadenan la generación de queratina. Una ingesta diaria de 700 microgramos de vitamina A para las mujeres y 900 microgramos para los hombres es la dosis recomendada en Norteamérica. Fuentes de vitamina A:

  • calabaza, batata, zanahorias, espinacas y pimientos verdes,
  • mango, melón cantalupo y albaricoques.

La vitamina C es una vitamina soluble en agua que mejora el sistema de defensa inmunológico y acelera la absorción de hierro. Estimula el proceso de crecimiento del cabello, fortalece las uñas y reduce los signos de envejecimiento de la piel.

Los alimentos que contienen cantidades destacadas de vitamina C:

  • cítricos (naranjas, limones, pomelo lima, mandarinas).
  • brócoli, coles de Bruselas, col rizada.
  • pimientos
  • fresas, piña, guayaba, papaya.

 

Las vitaminas B6 y B12 son beneficiosas para la regeneración de células de la piel y mejorar la asimilación de distintos nutrientes necesarios para construir la queratina en el organismo. Algunos alimentos interesantes, ricos en vitaminas del grupo B:

  • garbanzos, patatas,
  • cereales integrales en general y sobre todo la harina de avena.

 

La biotina (vitamina B7), también conocida como vitamina H, merece una atención especial, ya que compone escalones en el metabolismo de los aminoácidos directamente implicados en la generación de la queratina. Entre las fuentes de biotina:

  • fresas, plátanos, nueces y frutos secos.
  • judías y cereales integrales.
  • yemas de huevo bio, cocidas.
  • coliflor, setas.

 

La vitamina B9 o ácido fólico es soluble en agua y permite la producción de queratina. Se encuentra en:

  • espinacas, espárragos, remolacha, aguacate, lechuga,
  • semillas de girasol,
  • la papaya y el kiwi.


Azufre
. Hay varios alimentos que contienen cantidades importantes de azufre, y son particularmente eficaces en el desarrollo de la queratina.

  • berza o col rizada, ajo, cebolla, puerro, brócoli y coles de Bruselas.

Aparte de azufre, las coles de Bruselas son importantes para la producción de queratina, debido a su alto contenido en vitamina C, hierro y proteínas.

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