Artemisa: arcaica e independiente

Artemisa pertenece a los doce dioses olímpicos. Es hija de Zeus y de Leto. Leto, embarazada de Artemisa y Apolo, huía de la ira de Hera, la esposa de Zeus, que quería matarla impidiendo que Illitia la asistiera en el parto. Zeus llevó a Leto a la isla de Delos y decretó que nadie podía morir allí. Así, después de nueve días de fuertes dolores, Leto dio a luz a Artemisa, quien recién nacida ya ayudó a su madre en el parto de su gemelo el dios Apolo.

CARME GARCIA GOMILA (médica y psicoanalista)

Probablemente Artemisa, con este nacimiento accidentado, vino a representar a una diosa más antigua vinculada a los ritos lunares y a la sanación. El Sol fue concedido como atributo a Apolo y la Luna como atributo de Artemisa. Antes quizá fueran sólo uno.

La niña que obtuvo nueve dones de Zeus

De bien pequeña, se dice que a los tres años, sentada en las rodillas de su padre, Artemisa le pidió a Zeus obtener nueve dones: permanecer siempre virgen, tener muchos nombres, ser la “Dadora de Luz”, tener un arco y flechas y una túnica hasta las rodillas, contar con sesenta hijas de Océano, todas de nueve años para que fueran su coro y veinte ninfas como doncellas para cuidar de ella y sus animales. También pidió gobernar sobre las montañas y ayudar a las mujeres en los dolores del parto.

Estos deseos le fueron concedidos y pasó su infancia en los bosques aprendiendo a cazar y defendiendo la naturaleza. Realmente hay un contrasentido entre la caza y la protección que debe responder a primitivas fuerzas aparentemente antagónicas pero al servicio de la supervivencia.

Artemisa, por lo que se ve, tuvo claro desde muy pequeña que quería su libertad e independencia y no doblegarse a las órdenes del patriarcado. La petición de ser siempre virgen debe entenderse en el sentido de no doblegarse a patrones impuestos, ni ser violada por ningún hombre.

La Luna y la sanación

El gobierno sobre las montañas representa también el cuidado de la tierra como madre, como representante del poder femenino así como el asistir a las parturientas y otras funciones sanadoras a través del agua y las plantas. Muy probablemente Artemisa representó entre los nuevos dioses a arcaicas divinidades femeninas del culto lunar, vinculadas a la sanación. Cuando hablamos de Higea y Panacea (ver Integral núm. 500) hicimos referencia a este culto que había sido encubierto al convertir a Apolo en dios de la medicina. No en vano ambos son gemelos y mientras que Apolo viene representado por el Sol, lo evidente, Artemisa se guía por la Luna, el mundo interior, las emociones y las experiencias místicas.

Independencia y cuidado

Artemisa ostenta el cuidado de la naturaleza y toma su fuerza de la amistad con otras mujeres o jóvenes: las sesenta hijas de Océano y las veinte ninfas. Este cuidado viene defendido con fuerza, de ahí la petición de su arco para defenderse ella y defender la madre naturaleza. Así, es un arquetipo femenino con mucha fuerza y capaz de usarla junto con su independencia para defender a los débiles y denunciar los abusos.

Aunque se trata de un arquetipo femenino, sus atributos se encuentran también en hombres que no se han rendido al patriarcado y no abrazan la violencia y la dependencia del grupo de iguales o a los patrones dominantes de la cultura del momento. Así luchadores por los derechos humanos o por el medio ambiente, pacifistas o valientes exploradores pueden estar bajo la protección de Artemisa. Esta capacidad de luchar con fuerza para defender derechos nos permite reconocer que estas cualidades son humanas y no se basan en el sexo.

¿Qué representan los atributos de Artemisa?

El arco y el haz de flechas de plata con que se representa  a la diosa Artemisa es un símbolo muy significativo. Las flechas indican la importancia de lanzarse hacia un objetivo elegido con convicción propia, así denotan un propósito, una intención, determinación además de concentración y poder. Así la plata representa el valor de las flechas. Simbolizarían la capacidad de cuidar de uno mismo, de las propias necesidades y de la autonomía.

La Luna representa el contacto con el mundo interior, con el buen uso de las emociones para pensar, pero también para cuidar y para defender. El contacto profundo con la naturaleza y con el alma humana. Puede pensarse que el contacto con las emociones debilita, pero en el arquetipo de Artemisa, el contacto con las emociones más fuertes como la rabia o la ira, está al servicio de defender del abuso y la violencia tanto a personas como a la naturaleza. Por esto Artemisa es una de las deidades griegas que contaba con más devoción.

Como en todos los dioses olímpicos, sus historias son muchas y escapan a ser analizadas en este espacio, pero a poco que conectes con tus aspectos indómitos y sientas la vibración frente a la injusticia y el dolor ajeno, seas hombre o mujer, Artemisa estará hablando en ti.

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